El posparto es una etapa que puede ser muy intensa tanto física como emocionalmente, ya que la recuperación tras el parto no solo implica curar las cicatrices físicas, sino también encontrar un equilibrio emocional mientras te adaptas a tu nuevo papel de madre.
Después de dar a luz, tu vida y tu cuerpo no serán los mismos de antes, incluso una vez que te hayas recuperado. La maternidad transforma a las mujeres en todos los aspectos, por lo que debemos dejar de lado la idea de que, después de los famosos cuarenta días, todo volverá a ser como era antes.
Tenemos prisa por retomar la vida de antes: llevar la casa para adelante, salir con amigos, volver a entrar en aquellos vaqueros, tener relaciones sexuales y apuntarnos al gimnasio para recuperar nuestro abdomen. Y todo esto entra en conflicto con un bebé que come constantemente, que duerme poco y que llora cuando no está contigo. Es agotador y muy frustrante.
Según la RAE, el puerperio se refiere al período que transcurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación, sin una duración determinada, pero que normalmente gira en torno al año. Así que olvídate de que puedes volver a tener tu vida anterior (por lo menos los primeros meses) y de que el posparto dura cuarenta días.
Recuperarás tu autonomía con el tiempo y a tu ritmo, permitiéndote adaptarte progresivamente a los cambios físicos y emocionales que trae la maternidad. Sé amable contigo misma y recuerda que cada mujer tiene su propio proceso de recuperación.
Saber cómo es en realidad el posparto, rebajará tus expectativas y tu autoexigencia y podrás centrarte en lo importante, que es proteger tu cuerpo y aprender a cuidar de tu bebé. Con las recomendaciones que te dejo en esta guía, podrás vivir el posparto con más fluidez y sobre todo, más confianza.
1. Cuidados del Suelo Pélvico
- Realiza contracciones suaves del suelo pélvico con efecto de bombeo para activar la circulación local, más que para fortalecerlo, las primeras semanas.
- Si tienes alguna cicatriz vuvlar, puedes utilizar un irrigador durante la micción para evitar el escozor y no pospongas las ganas de defecar.
- En caso de hemorroides, un enema lubricante de miel puede ser muy útil. También, usar un disco de equilibrio para sentarte puede ayudar a quitar la presión de tu vulva, incluso si hay alguna cicatriz. Ni se te ocurra usar un cojín con forma de flotador.
- Utiliza un cinturón pélvico para dar sujeción a tu pelvis durante la primera semana, ya que ha sufrido un sobre estiramiento y necesita contención.
2. Apoyo Emocional
El posparto puede traer consigo sentimientos de soledad, impotencia y frustración, que son completamente normales, pero es crucial reconocerlos. Hablar con otras madres, amigas y profesionales especializados, puede ser de gran ayuda ya que son una excelente fuente de apoyo y pueden ofrecerte un espacio seguro para desahogarte e incluso diferentes herramientas, si se te hace cuesta arriba.
Existen grupos de apoyo en el posparto y para la lactancia materna, asesoras de lactancia, fisios pediátricas y psicólogas especializadas en la esfera perinatal. Pide ayuda a quién sea, a veces solo necesitas una charla con una amiga, pero si necesitas algo más, está bien y también es normal, tanto si necesitas ayuda tú misma o si quién lo necesita es tu bebé. Tanto si solo quieres agua, como si quieres llorar. Habla, pide, ríe y llora. Deja que salga.
3. Recuperación Física y Actividad
Honra el don que tu cuerpo te ha dado: escúchalo, nútrelo e hidrátalo.
Descansa, la primera semana, mejor tumbada que sentada y no tengas prisa por recuperar tu abdomen: eso no toca ahora. El útero necesita un par de semanas para volver a su sitio, pero tu musculatura y tu colágeno es otra historia. Tenlo en cuenta para activar tu abdomen en todos los esfuerzos que hagas en el día a día, por pequeños que sean: cambiar de postura o coger al bebé (el resto puede hacerlo otra persona).
Empieza con algunas contracciones de suelo pélvico para bombear y poco a poco ve tomando conciencia de su ubicación, fuerza y resistencia.
Recuerda valorar tu abdomen y suelo pélvico en torno a las 6-8 semanas tras el parto, para poder prevenir posibles disfunciones o tratarlas si fuera necesario.
4. Relaciones Íntimas
El sexo no duele.
Si duele, pasa algo y hay que atenderlo igual (o más) que cualquier otro dolor.
Para que no te sientas presionada a retomar la intimidad antes de estar lista, siempre recomiendo hablar de esto incluso durante el embarazo, porque puede crear tensión o conflictos en la pareja y en esto, la comunicación, también es imprescindible.
Te sugiero empezar a conectar usando un espejo para comprar el estado actual de tu vulva; palpar e hidratar te ayudará a tomar conciencia de la zona, siempre que te apetezca y cuando te sientas cómoda. ¿Qué tal después de la ducha?
Puedes comenzar explorando sola para «comprobar si hay vida» y recuperar la confianza. Escucha tu cuerpo y avanza a tu propio ritmo, porque cada mujer es diferente y cada una tenemos nuestras circunstancias, además de que entre dormir y tener sexo… Pues eso.
Otra opción que puedes valorar más adelante, es estimular la zona externa con algo de vibración suave y relajante, para activar la circulación y la sensibilidad y poco a poco ir conectando con el área perineal.
5. Consulta con profesionales especializados
Tu fisioterapeuta especializada en suelo pélvico puede diseñar un programa de tratamiento posparto acorde con tu situación física y familiar, para que tomes conciencia de tu cuerpo, lo protejas y le ayudes a recuperarse, además de guiarte en ejercicios específicos para recuperar la fuerza y funcionalidad de tu suelo pélvico.
Si das el pecho, ten a mano casi desde el final del embarazo, el teléfono de una asesora de lactancia para que te ayude en cualquier bache que encuentres, incluso para valorar la existencia de un frenillo limitante (que tan frecuente es ahora…).
También suelo recomendar que lleves a tu bebé a una fisioterapeuta pediátrica, para valorar si las suturas craneales están bien tras el parto, ya que pueden solaparse para que la cabeza del bebé entre en el canal de parto y no volver a su posición correcta. Además, son muy recomendables en caso de cólicos del lactante, aunque para prevenirlos, te sugiero que el porteo ergonómico desde el principio. Si tu bebé necesita una frenectomía, la fisioterapia pediátrica también te ayudará con la rehabilitación posterior.
6. Confía en tu instinto
Eres la mejor madre para tu bebé.
Fluye con lo que sientes y toma decisiones que te hagan sentir cómoda y segura. La maternidad es un viaje personal y tu instinto está ahí por algo. Escúchalo.
7. Busca una Tribu
No estás sola en este camino, por eso te invitamos a unirte a nuestra comunidad online gratuita LA TRIBU POSPARTO.
Podrás desahogarte, compartir tus experiencias, recibir apoyo y consejos de otras madres en un espacio seguro donde te sientas comprendida y respaldada.
La recuperación posparto es un proceso gradual que requiere paciencia y atención tanto física como emocional. Con los cuidados y precauciones más importantes y que ahora conoces, además del apoyo necesario de tu entorno, podrás ir adaptándote a los desafíos que van surgiendo y disfrutar de esta nueva etapa con tu bebé. ¿Has preparado ya tu plan posparto? Comida, despensa llena, gestión de visitas, ropa y logística familiar… SI tienes un plan con antelación, las diferentes situaciones que puedan surgir, serán más sencillas de vivir o solucionar.
El posparto es una experiencia única para cada madre y bebé; encuentra el ritmo que mejor funcione para vuestra familia y confía en tí.
¡Feliz posparto!