El suelo pélvico en Jerez y el resto del mundo sigue siendo un gran desconocido, aunque empieza a tener mayor visibilidad entre mujeres y profesionales sanitarios. Si has llegado hasta aquí, es porque eres una inconformista que quiere conocer su suelo pélvico y cómo cuidarlo. Así que enhorabuena por dar este paso para superarte, tanto si sientes que algo no va bien en tu suelo pélvico, como si solamente quieres prevenir la aparición de cualquier posible disfunción.
Qué es el suelo pélvico
El Suelo Pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejido conjuntivo (sobre todo colágeno, lo que conecta todo nuestro cuerpo) que tapizan la zona inferior de la pelvis, no exactamente como un cuenco, pero te lo puedes imaginar así para empezar. Como ves en la imagen superior, estas estructuras forman un rombo en la zona externa de la pelvis, así que puedes localizarlos entre los huesos sobre los que te sientas, los isquiones, el pubis y el cóxis y si intentas aproximar estas estructuras, conseguirás una contracción de suelo pélvico. Pero vamos poco a poco.
El suelo pélvico no trabaja de forma aislada, sino que está íntimamente relacionado el resto del famoso core, es decir, con los músculos abdominales profundos, la columna lumbar y el diafragma. Vamos que es necesario que colaboren de forma coordinada y sin molestarse.
Puedes imaginar que el abdomen es el amortiguador del cuerpo y el guardaespaldas del suelo pélvico y que el diafragma es un paraguas bajo tus costillas, que mueve tu abdomen y tu suelo pélvico cada vez que respiras.
Para qué sirve el suelo pélvico
Función de continencia. La musculatura del suelo pélvico se encarga de garantizar la continencia de orina, gases y heces, a la vez que permite su paso al relajarse, garantizando su correcta evacuación, cuando lo permitimos de forma voluntaria.
Función de sostén. La vejiga, el útero y el recto tienen sus propios ligamentos (de colágeno) con los que se anclan a los huesos y el suelo pélvico participa en esta función, ayudando a mantenerlos en una posición correcta.
Función sexual. El suelo pélvico es el responsable de permitir las relaciones sexuales, de que sean placenteras y de tus orgasmos. Dale las gracias.
Función obstétrica. Cuando el bebé alcanza el suelo pélvico de la mamá durante el parto, éste se contrae para ayudar a rotar su cabecita, estimulando los pujos para que salga el bebé. En este momento, la musculatura debe ser capaz de relajarse y estirarse permitiendo la salida del bebé. Puedes investigar más sobre los cuidados del suelo pélvico durante el embarazo.
Estabilización lumbo-pélvica. Como te comentaba antes, el suelo pélvico no trabaja de forma aislada, sino en sinergia con el resto del core: abdomen, diafragma y musculatura profunda de la columna. Al trabajar en equipo, garantizan el equilibrio y la estabilidad durante el movimiento.
Función amortiguadora. Esto se conoce como gestión de presiones ya que dentro del abdomen aumenta la presión durante los esfuerzos, como una tos, por ejemplo. Entonces el abdomen y el suelo pélvico se activan de forma involuntaria creando una faja natural que protege la continencia y la estabilidad de nuestros órganos pélvicos durante los esfuerzos.
Principales disfunciones de suelo pélvico
Incontinencia de esfínteres. Cuando se altera la función de continencia, aparecen las pérdidas de orina, gases y/o heces. Estas pérdidas pueden ser esporádicas y de poco volumen o habituales y de mayor cantidad. Pueden aparecer durante los esfuerzos, como una tos o estornudo, o bien por urgencia miccional, cuando aparecen unas ganas irremediables de orinar. Si estás en cualquiera de estas situaciones, te recomiendo acudir a rehabilitación de suelo pélvico cuanto antes, tanto en mi consulta de Fisioterapia de Suelo Pélvico en Jerez, como en la que tengas más cercana.
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Prolapso de órganos pélvicos (POP). Así se conoce a la caída o descolgamiento de algún órgano pélvico sobre las paredes de la vagina. Es decir, cuando ese colágeno de los ligamentos de tus órganos y de tu suelo pélvico, se estira demasiado, se da de si, pierde su función y empieza a dejar de sujetar poco a poco. Lo que ocurre es que la uretra, la vejiga, el útero y/o el recto se caen sobre la vagina, creando un bulto o una pesadez en el introito, lo que conocemos como la entrada de la vagina. Llegar a esta situación normalmente lleva un tiempo, no ocurre de un día para otro ni con un solo esfuerzo.
¿Se te ocurre qué tipo de esfuerzos pueden aumentar el riesgo de desarrollar un prolapso? Vamos a hacer prácticas…
Si te imaginas que tu abdomen es un globo hinchado y el suelo pélvico es la parte del nudo que colocaremos hacia abajo, al apretar el abdomen, ¿qué ocurre en el nudo? Que se abomba, ¿verdad? Pues eso es lo que le pasa a tu suelo pélvico, a su colágeno y a los ligamentos de tus órganos pélvicos, cuando empujas, sobre todo aguantando el aire. Y mira, empujar una vez o dos y en una buena postura, no tendría porqué ser contraproducente, incluso en un parto fisiológico, podría no ser relevante, ¿pero qué pasa si empujas tooodos los días? Pues el riesgo de prolapso es exponencial. ¿Y tú sabes cuando empujas?
Los prolapsos dan para un artículo completo, pero te adelanto que la prevención es fundamental porque pueden mejorar con rehabilitación, pero los grados más graves, también precisan cirugía.
Dolor durante la penetración. Nosotras lo llamamos dispareunia, sobre todo cuando está relacionado con el sexo, pero es cierto que este dolor puede ocurrir también al introducir un tampón o una copa menstrual, e incluso en las visitas ginecológicas. Las causas de este dolor son variadas: cicatrices, atrofia, sequedad, hipertonía muscular (contractura), prolapsos, miomas, infecciones, neurológicas, autoinmunes o neoplásicas.
El tratamiento obviamente se establece en función del origen del dolor y de su grado de intensidad, teniendo en cuenta que disponemos de una amplio abanico de estrategias para abordar esta disfunción, mejorando la calidad de vida de las mujeres y de sus relaciones sexuales. El dolor durante la penetración es un motivo habitual de consulta en mi centro especializado en suelo pélvico en Jerez, tanto en la juventud, el embarazo, el posparto y la madurez. El dolor no es normal, es la forma de tu cuerpo de pedir ayuda.
5 consejos para cuidar tu suelo pélvico
El primer paso para cuidar tu suelo pélvico es conocerlo: mirarlo, tocarlo, sentirlo y probar… No puedes contraer o relajar algo que no sabes cómo es, donde está o cómo se contrae, ¿verdad?
Prepárate un café y ponte cómoda porque en este video va a aprender a cuidar tu suelo pélvico en 5 pasos que puedes aplicar desde ya. Vamos a desmentir mitos, podrás localizar tu suelo pélvico y aprenderás trucos que yo misma aplico en mi día a día. Porque la prevención es el primer tratamiento.
Recuerda…
«El suelo pélvico es cuestión de actitud.»